miércoles, 22 de agosto de 2012

Grandes los Héroes


He oído que la noche, 
es toda magia, 
y que un duende te invita a soñar 
y se que ultimamente apenas eh parado 
y tengo la impresion de divagar. 
amanece tan pronto 
y yo estoy tan solo 
y no me arrepiento de lo de ayer. 

Si las estrellas te iluminan 
y te sirven de guía 
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar. 
Wo wo wooo wooo ... 
Las distancias se hacen cortas, 
pasan rápidas las horas 
y este cuarto no para de menguar 
y tantas cosas por decir, 
tanta charla por aquí 
si fuera posible escapar de este lugar. 

Amanece tan pronto 
y yo estoy tan solo, 
que no arrepiento de lo de lo de ayer. 

Si las estrellas te iluminan 
y te sirven de guia, 
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar. 
Woo woou woou ... 

Amanece tan pronto 
y yo estoy tan solo, 
que no arrepiento de lo de lo de ayer. 

Si las estrellas te iluminan 
y te sirven de guia, 
te sientes tan fuerte que piensas que nadie te puede tocar


Historia de los fuegos fatuos: mitos y leyendas

Por todas partes se pueden encontrar leyendas a cerca de ellos, literatura; leyendas, mitos, historias, supersticiones... aparecen en el folclore de numerosos pueblos: celtas (los will o wisp, espíritus malignos), eslavos (lidérc), nativos andinos (la luz del dinero, Centroamérica (especialmente en México, luces del tesoro), etc.
Pero de esto también tenemos en la península.

en el País Vasco se habla de un tipo de hada que se transforma en bola de luz, a tal tipo de hada se le llama “Mari”.


En Italia se habla de los “Cules”, los cuales son luces de las provincias de Tronio, Cuneo y Novara. En Bosco dell`Oro se cree en un tipo de guardían del tesoro, la llamada “luce vagante”, mismo ser que en Milán se conoce como “cagnolitt”. En el cementerio Trentino di Banano (en Modena) existe la creencia de un espíritu socarrón que arrastra un bastón terminado en bombilla (cuyo brillo vendría a ser el fuego fatuo).
En Alemania solo existe un área donde se ven luces misteriosas y esa área es el bosque de Briselanger, cerca de Berlín. Allí se las llama “luces locas” o, en alemán, “irrlichter”.
En Holanda, al igual que en Alemania, durante la Edad Media se creyó en las “luces del tesoro”, las cuales señalaban lugares de tesoros enterrados. En 1866, una epidemia de peste bobina fue adjudicada a la aparición de fuegos fatuos en el campo.
En Suecia se piensa que los fuegos fatuos son espíritus de niños no bautizados que intentan conducir a los hombres a lugares con agua, todo por el deseo de recibir el sacramento.
El folclore finlandés en cambio nos habla de “el flamígero” (“Omlatt”), un espíritu de niño que fue enterrado en el bosque y aparece entre la vegetación.